En Mayo de 2014 se dio el caso de que el Ayuntamiento de Barcelona cede ante la violencia callejera. En Barcelona (España), en la capital, por orden judicial, el Ayuntamiento envió un equipo para el desalojo de la casa Can Vives que estaba siendo habitada por lo que se conoce como okupas, o sea, los que entran y se quedan por la jeta en propiedades que no son suyas.
Rápidamente se produjo una organización
de fuerzas entre grupos antisistema de izquierdas que comenzaron a
resistirse al desalojo y la demolición de la casa como era lo legal. Durante
cuatro días esos grupos produjeron destrozos en los alrededores por valor de
miles de euros y atacaron a las fuerzas del orden, los policías conocidos como
Mossos.
Finalmente el Ayuntamiento tiró la toalla y cedió a la presión de los
violentos. Mandó detener el desalojo y demolición y permitió que los okupas
volvieran a entrar en la casa y comenzaran a retirar cascotes y reconstruir lo
derribado.
El mensaje no puede ser más funesto. Si se reúne suficiente gente y se
altera el orden puedes conseguir que no se cumplan las leyes y se detengan
mandamientos judiciales.
Los ciudadanos pacíficos ha de cumplir la ley o todo el peso de la
Administración caerá sobre él. Pero cuando los ciudadanos son violentos
entonces las cosas cambian. Se cede, se “dialoga” con ellos, se buscan pactos.
En el fondo se alimenta más la violencia porque los agresivos toman nota
y provocarán nuevos altercados cuando estimen oportuno o les convenga para
conseguir sus fines.
La legalidad no puede ceder ante la violencia que en un Estado democrático
es patrimonio de ese Estado. Una cosa son las manifestaciones pacíficas y el
uso de las vías legales para luchar contra injusticias y otra es el empleo de
la violencia para saltarse la ley.
Bien es verdad que las autoridades españoles están muy desprestigiadas
debido a la enorme corrupción incrustada en todos los partidos con mando en
plaza y no pueden sacar mucho pecho debido a ello.
Lo que deben hacer es luchar contra la corrupción de forma clara pero no
ceder antes los grupos violentos e intentar trapichear con ellos soluciones al
margen de la legalidad porque sólo servirá para empeorar las cosas.
Este tipo de mensajes de cesión son tenidos en cuenta además en otros países de la Unión Europea por los grupos de izquierda anti sistema y producen efecto de contagio. La cesión es entendida por ellos como una victoria y les anima a insistir por esa vía.
La Unión Europea debería también tomarse más en serio la lucha contra la corrupción política en los países donde más abunda como son los del sur de Europa para evitar que los grupos violentos puedan captar a gente harta de dichas corruptelas a base de demagogia y populismo.
Este tipo de mensajes de cesión son tenidos en cuenta además en otros países de la Unión Europea por los grupos de izquierda anti sistema y producen efecto de contagio. La cesión es entendida por ellos como una victoria y les anima a insistir por esa vía.
La Unión Europea debería también tomarse más en serio la lucha contra la corrupción política en los países donde más abunda como son los del sur de Europa para evitar que los grupos violentos puedan captar a gente harta de dichas corruptelas a base de demagogia y populismo.
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